sábado, 20 de octubre de 2012

Mis sagradas hermanas.

Tengo cinco hermanas

La primera, tiene trece añitos... ops! no! Acaba de cumplir los catorce. Es a la que sin duda, cuido más y educo... -porque intento educarla y que aprenda de mis errores-. Me gustaría que nunca creciera... era más mona de pequeña, me roba la ropa, el maquillaje, deja sus zapatillas en mi habitación... Me saca de quicio pero me toca aguantarla porque la quiero.

La segunda, últimamente me tiene enfadada cuando me da noticias de que en los puentes se pira de la ciudad pero me aguanto... qué otra cosa voy a hacer. La cuido como mi hermana segunda, cuando tiene un problema, yo soy la primera en querer ayudarla, en querer matar a quien sea y en darla un abrazo llorando. También soy la primera que quiere reñirla por los errores que comete pero digo yo, que con ello aprenderá. A veces no sé si la trato como una amiga, una hermana o una hija. A veces parezco su madre-colega.

La tercera. A la tercera la conozco desde que tengo uso de razón. Aunque realmente empezamos a ser amigas hará unos seis años. Desde ahí me acompaña siempre en mi cabeza y aunque tenga épocas 'rebeldes', nunca he dejado de quererla. Estamos siempre riéndonos; nos complementamos una a la otra y nos echamos en falta si no estamos juntas. Tenemos tanto proyectos juntas que no sabría por dónde empezar. Si por nosotras fuera, viviríamos juntas.

A la cuarta: Esta niña comenzó siendo una niña calladita, apagadita pero resulta que ahora se ha 'soltado la melena' y se ha echado hasta novio. Siempre estoy diciéndole que piense antes de hablar y parece que poco a poco va aprendiendo. Crece y según va pasando el tiempo se pone más y más guapa.  La tengo siempre conmigo y me encanta saber que siempre está ahí. Siempre me va a tener con ella. Es la hermana más actual y no por eso voy a quererla menos.

Mi quinta hermana vive a cinco horas en coche de mí. Está tan lejos que me dan ganas de llorar solo de pensarlo. Aunque después me doy cuenta de la amistad tan verdadera que tenemos: que ni el tiempo ni la distancia es capaz de cesar. Me cuida, me comprende y es la más madura de todas -en mi opinión-. Cada vez que se marcha de la ciudad, lágrimas de distancia corren por nuestras mejillas... Las dos sabemos que querríamos estar juntas todo el año y no solo en verano pero mirándolo desde otro punto de vista, tengo casita en el norte cuando quiera... y ella casita de pueblo en Extremaydura en cuanto lo diga.

jueves, 18 de octubre de 2012

El rencor, la envidia y el egoísmo nos impide surcar este nuevo afluente del río que una vez recorrimos. Este afluente, tenía la entrada muy ancha pero según iba descendiendo hacia el mar, se iba 'achicando'.

Llevo rota de dolor varios meses aunque intento ocultarlo ya que, estoy segura de que si estuviera enseñándolo, no me querría nadie a su lado.
'¿Quién quiere una amiga que se pase los días llorando?' '¿Quién quiere una novia que solo quiere llorar en el hombro de su chico?'

Mi cuarto, convertido en mi hermano mayor, dado que es el único que me protege cuando mi cabeza tiene ganas de escapar o explotar.


Me duele que no pueda apoyarme en nadie; porque a quien quiero que lo haga, no querrá.