Necesitaba llorar mientras escribía y salió este muruño de sentimientos con la postilla de la herida hecha gusanos...
No tengo un motivo por el que llorar. O quizá sí. Pero mis lágrimas fluyen por segundos, desbordadas por mis mejillas y hasta llegar a la boca, cuando tímidamente la lengua las recoge como si quisiera que no se vieran.
Hace tiempo que quise cambiar a eso de no mostrar mis sentimientos y cuando creo que lo he conseguido, no me gusta. No estoy conforme y a veces no sé quién soy; tampoco cómo soy. A veces solo me queda mirar en sus ojos para saber quién fui y cómo cambié. A veces solo quiero ser como antes; como cuando fui feliz sin saberlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario